martes

Toma lo que tengas

La vida no siempre es lo que esperas que sea. Convivimos con la dualidad entre el ser y el bien-ser. Si no lo hubiese dicho Freud, de todas maneras algún atormentado habría caído en cuenta de que en nosotros conviven varias instancias psicológicas que costantemente se jamaquean entre sí.

El sobradito Superyó quisiera ser visible permanentemente, ¡que todos se enteren de que soy (o quiero ser) la mejor, la que más ama, la que más sabe, la que más perdona y la más bienintencionada de todas! (sí, claro!, diría el Ello). El Ello, en cambio, más humilde y realmente enterado de la situación de las más altas y escondidas esferas de tu ser, a veces preferiría quedarse agazapadito y ser invisible hasta para ti mismo (eso ni lo digas, mijita, no vaya a ser que se cumpla y termines en la cárcel). Al final terminas conformándote con el resultado del Yo.

Así es la vida misma! el resultado de negociar entre el deber ser, lo que quisieras que fuera y lo que es en la realidad. Así son las relaciones: terminas negociando con esa mujer perfecta que debe ser, lo que quieres que sea ella para ti y lo que ella termina dándote.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por haber puesto palabras a lo que siento desde hace unos meses. Yo misma no sabía.