sábado

Peregrinas

Estas manos ya no saben dónde estar. Van peregrinas de una tecla a otra, forzando una conexión con las neuronas para evitar atarse a la redondez que tanto añoran.

Estas manos desperdician su tersura ajando soledades, se lanzan al vacío de lo que más temen y aun así jamás olvidan para qué están hechas.

Van y vienen, saben que deben tomar lo que se les presenta. Son manos que esperan sin cesar y que no dejan de hacer. Saben que el descanso nunca llega.